Qué alegría haber culminado el curso de TIC. Para mí, este es el tercer grupo desde que estoy en Flor de Mayo, y cada curso es un viaje único. Pero este en particular ha sido un verdadero deleite. Imaginen esto: 20 personas desempleadas, llenas de esperanza y determinación, comprometidas a aprender durante cuatro intensos meses. Y aquí estamos, celebrando su éxito. ¡Eso sí que es un logro!
Este proyecto fue posible gracias a una subcontratación que nos llegó a través de una asociación con la que hemos trabajado desde nuestros inicios. Su confianza en nosotros y su apoyo nos han permitido seguir creciendo y ofreciendo oportunidades reales de formación para quienes más lo necesitan.
Desde el principio, este grupo mostró una energía especial. La motivación y el entusiasmo que trajeron a cada sesión fueron contagiosos. No les voy a mentir, la primera vez que vi a algunas de esas caras jóvenes (y a algunos no tanto) entrar al aula, me sentí un poco nerviosa. ¿Podrían seguir el ritmo? ¿Mantendrían el compromiso? ¡Vaya que lo hicieron! Se mantuvieron cohesionados, comprometidos y, al cierre de la formación, están más que listos para insertarse en el mundo laboral de una manera competitiva.
Tras tantos días juntos, se compartió mucho más que solo conocimientos técnicos. Fuimos en grupo a la feria de empleo y fue una muy buena experiencia.
El reto más grande que enfrentamos fue desarrollar un proyecto de emprendimiento usando todas las herramientas vistas en clase. ¡Y qué resultado! Ideas geniales, bien organizadas, que mostraban una creatividad que ni ellos mismos sabían que tenían. Al principio, claro, había mucho nerviosismo, pero poco a poco fueron perdiendo el miedo. Al final, defendieron sus proyectos con la confianza de verdaderos emprendedores.
Personalmente, este curso ha sido de gran aprendizaje. No solo a nivel docente, sino también a nivel personal. Ver cómo muchos de mis alumnos se superan día a día es el mejor regalo. ¿Y saben qué es lo mejor? Cuando me llaman para decirme que han conseguido empleo. ¡Eso sí que es una alegría! Es el resultado esperado, y no hay nada que me haga más feliz.
Pero no todo fue tecnología y trabajo duro. También tuvimos momentos de reflexión, charlas sobre gestión emocional, y hasta nos pusimos a hacer el Ikigai, esa maravillosa herramienta japonesa que nos ayuda a encontrar nuestro propósito en la vida. Estas sesiones fueron reveladoras para muchos, permitiéndoles alinear sus pasiones con sus objetivos profesionales.
En resumen, este curso de TIC ha sido una experiencia transformadora para todos nosotros. Nos ha demostrado que con esfuerzo, apoyo y la actitud correcta, es posible superar cualquier obstáculo y alcanzar nuestras metas. Estoy inmensamente orgullosa de cada uno de mis alumnos y alumnas y espero seguir siendo parte de sus éxitos futuros.